Le Havre, Francia
Le Havre, Francia, es una de las ciudades más importantes de Normandía, uno de los lugares que debe visitar a través de un crucero por el Sena. Durante la Segunda Guerra Mundial su centro histórico fue totalmente destruido. Pero Le Havre consiguió resurgir de sus cenizas, hasta tal punto que la ciudad está declarada Patrimonio de la Humanidad.
El mérito de este reconocimiento se debe en gran parte a Auguste Perret, el “poeta del hormigón". Perret fue el arquitecto encargado de volver a levantar el centro urbano de la ciudad, desolado tras la guerra. El centro de Le Havre es un perfecto ejemplo del urbanismo y la arquitectura de posguerra, donde los materiales como el hormigón y la funcionalidad de los edificios se convierten en la prioridad arquitectónica.
A Le Havre se la conoce como “la Puerta del Océano" , no solo por su situación en la costa normanda, casi en el antiguo finisterre francés. También proviene por una puerta monumental, diseñada por Perret, que cierra la avenida principal de la ciudad y se ha convertido en uno de los símbolos más reconocidos de la ciudad normanda.
Un perfecto ejemplo del trabajo de Perret en Le Havre, Francia, es la Iglesia de San José. Este impresionante templo destaca por su torre, semejante a un faro de 107 metros de altura, que domina toda la ciudad. Al adentrarse en el templo podrá comprobar como la atalaya está hueca y permite pasar una cantidad increíble de luz, que ilumina toda la estancia.
Para paladear la esencia de la arquitectura de Auguste Perret en Le Havre, podrá visitar el apartamento testigo. Esta vivienda modelo no solo está construida según la arquitectura del “poeta del hormigón", también está decorada y amueblada según las tendencias de la posguerra. En su interior podrá sumergirse en esta época de reconstrucción y sentir como viaja en el tiempo hasta los años 50.
Otro espectacular elemento de la arquitectura de Le Havre que no puede perderse es la Casa de la Cultura, o Espacio Oscar Niemeyer. Este edificio, que hace las veces de teatro y auditorio, fue diseñado por el brasileño Niemeyer con absoluto respeto al estilo y uniformidad de Perret. Sorpréndase con las suaves formas de estos volcanes, que parecen acariciar el aire de la ciudad normanda.
Pero en Le Havre, Francia, también quedan edificios históricos de gran belleza. Un perfecto ejemplo es la catedral de Notre Dame, uno de los pocos edificios que se salvaron de la destrucción de la guerra. Su construcción mezcla los estilos gótico, renacentista y barrocos con deliciosa armonía. En su interior podrá contemplar un fantástico órgano que fue un regalo del cardenal Richelieu al templo durante su etapa como gobernador de esta región.
Otro importante edificio de las cercanías de Le Havre, Francia, es el priorato de Graville, un complejo monástico cuyos edificios más antiguos se remontan al siglo XII. Desde este complejo, además de disfrutar de la colección lapidaria que se alberga, también podrá contemplar unas espléndidas vistas del estuario del Sena.
Por último, no dude en caminar por el paseo marítimo de Le Havre, junto a la playa. Podrá sentir en el rostro la caricia de la brisa marina de Normandía y paladear el ambiente más marinero de la región. A cada paso encontrará diversos bares y restaurantes en los que sentarse a disfrutar del precioso panorama que le ofrece Le Havre.