Karlovy Vary
Karlovy Vary y Praga son dos ciudades conectadas por el turismo. Cuando se visita la capital checa es inevitable hacer una excursión hacia la ciudad balneario de Karlovy Vary –o Carlstad-, la joya mejor guardada de Bohemia y una de las localidades turísticas más importantes del centro de Europa.
La riqueza de Karlovy Vary como balneario está en sus fuentes termales, que han permitido a la ciudad crecer como una importante ciudad de balnearios a lo largo de los siglos. De esta manera, los más ilustres personajes del centro de Europa veranearon en, como Goethe, Beethoven o Mozart, por ejemplo.
Según la leyenda, Karlovy Vary fue fundada por el emperador Carlos IV cuando estando de cacería descubrió las aguas termales de la zona. Aprovechando la situación y el bello paisaje de Bohemia, fundó la ciudad a la que puso su nombre, el “hervidero de Carlos”.
A lo largo de la ciudad podrá descubrir numerosas fuentes de agua medicinal que, en su gran mayoría, están custodiadas por sorprendentes columnatas. Pasear por Karlovy Vary y encontrarse a cada paso estos espectaculares edificios, cada uno con su propio encanto y belleza es un verdadero placer. No pierda la oportunidad de beber de estas saludables fuentes.
En Karlovy Vary y Praga también destacan los hoteles y las pensiones, que a lo largo de los siglos han ido acogiendo en sus habitaciones a los turistas que viajaban hasta la ciudad. Uno de los más importantes es el Grand Hotel Pupp, uno de los más lujosos de Europa. En sus salones podrá paladear una elegancia exquisita, propia del mismísimo James Bond, que ha rodado en este hotel alguna de sus películas.
A lo largo de las calles de Karlovy Vary podrá disfrutar de la exquisita arquitectura de sus casas, muchas de ellas antiguas pensiones. No se puede perder en ese sentido la Casa de los Tres Moros, donde se alojó varias veces el genio de las letras Goethe e incluso llegó a escribir alguna de sus obras.
Otro de los lugares que no podrá faltar en su visita a Karlovy Vary es la Iglesia de Santa María Magdalena, quizás el edificio que mejor refleja el barroco de Bohemia. En su exterior le maravillarán sus puntiagudas torres, pero en el interior se quedará fascinado al paladear su espléndido altar mayor y sus pinturas.
Aunque Karlovy Vary sea la ciudad del agua, no es lo único que podrá beber. Dejando de lado la famosa cerveza checa destaca el Becherovka, un licor propio de la ciudad hecho con una mezcla de hierbas que ha ganado una justa fama en todo el mundo. También puede aprovechar su visita a Bohemia para llevarse algún recuerdo en forma de cristal o porcelana, los productos más típicos de esta región.
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